Sigo un estricto procedimiento para comer magdalenas. En primer lugar le quito parte de la “montañita”. Sí, esa que esta un pelín más dura que el resto porque en ella se concentra el glaseado. Lo mordisqueo lentamente, pero la montañita es pequeña, y por tanto, el placer efímero.
El resto de la magdalena es más vulgar. Supongamos que nuestra magdalena es una pirámide gradual, en ella, la parte restante de nuestro bollo sería la más baja, como en una sociedad jerarquizada donde abajo se encuentran las clases obreras y el campesinado. Acabo de engullir al rey. Ahora con el resto del pueblo puedes hacer lo que quieras, mi consejo sonará algo cruel pero desde luego es el más rico de todos: ahógalo en leche.