6 de noviembre de 2012

Quelqu'un m'a dit que tu m'aimes encore. Serait çe possible alors?


El día y ella habían amanecido parecidos.  Las gotas de la lluvia resbalaban lentamente por los cristales como las lágrimas por sus mejillas. Silenciosas, como si tratasen de pasar inadvertidas, pero al fin y al cabo inevitables.

¿Qué escusa pondría hoy para recordarle como cada día después de tanto tiempo? No era 7. Da igual. Llovía. Guardaba recuerdos mojados junto a él. Como aquel día en que, a pesar de la lluvia, se pararon a mirar unos fuegos artificiales que asomaban tímidamente tras los árboles del Retiro, ajenos a cómo su ropa se humedecía poco a poco.

Ahora ella estaba tumbada en su cama, a salvo del temporal y sin embargo, sentía mucho más frío que aquel día que sólo él había sabido convertir en la mejor de las primaveras.

Como siempre, después de un recuerdo feliz venía la incontestable pregunta de ¿cómo pudo cambiar todo tanto?, con lo bien que estuvo cuando estuvo bien, ¿eh?... ¿qué pasó? ¿Qué nos pasó?

Y es entonces cuando recuerda lo ahogada que creía sentirse en esa relación. La marioneta que imaginaba ser, a la que se le ataban las cuerdas cada dos por tres, y que en un intento de desatarlos lo único que conseguía era enredar más las cosas. Enredarse entre sus dedos. Él cada vez más aferrado a ella, y ella… Ella intentando escapar de aquella maraña que la oprimía.

Sin embargo, su mayor deseo no era alejarse de él, no, era amarle con verdadera pasión, sin un mínimo resquicio de duda de que él era el chico de su vida. Algo muy difícil de cerciorar a los 17. Y ahora que le echaba tanto de menos, se creía capaz de chillarlo a los cuatro vientos, que su “siempre” empezó en el día en que le conoció y el pasado es historia. Si él quisiese, tendrían más noches que la luna por delante para compartir. Si él aun dijese “vale”, ella sin apenas dudarlo un segundo le contestaría “¡venga!”.

El problema aquí es que hay nudos imposibles de desenredar por mucho que te esfuerces, hasta que asumes que la única solución es cortar y que, volver a unir ambos extremos no será tan fácil.

Me acabo de dar cuenta de que en pocas horas será 7. Y ha parado de llover.