Aun podría decirte el número de veces que te dabas la vuelta antes de irte. Los acordes de la primera canción que me escribiste. Y los de todas las demás.
Una vez más me volví loca buscando algo que, sin saberlo, tenía delante. El problema es que cuando llegué a darme cuenta ya no había marcha atrás. No pude reírme de mí misma y pensar en lo idiota que he sido por no darme cuenta. Era tarde. Ya no te tenía justo enfrente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario